lunes, 5 de julio de 2010

A tout mes amis...

Enrique Bunbury: Por un malnacido.

Me dejaste por un malnacido, no debí
consentirlo jamás, si le hubiera matado
allí mismo, odiarías haberme
conocido, no me podrías perdonar.

Sé que no supe hacerte feliz, y aunque
hubieran pasado mil años, las palabras que
te quiero decir, lo que siempre me hiciste sentir,
no habría salido de mis labios.

No sé porqué todo me lo callo,
porqué llevo tan dentro lo que pienso. No
soy ningún demonio ni un santo, pero puedo
decirlo muy alto: fuiste todo mi alimento.

Me dejaste por un malnacido, no debí
consentirlo jamás, si le hubiera matado
allí mismo, odiarías haberme
conocido, no me podrías perdonar.

Ahora que ha pasado tanto tiempo, ya no tengo ni
miedo ni vergüenza, ojalá que volvamos
a vernos, ojalá que puedas comprenderlo, y
habrá valido la espera.

Si no es todavía el momento, sé que
un día sabrás entenderlo, lo que
tengas que hacer, yo te espero, que mi amor
hacía ti sigue entero, y cuando quieras,
aquí seguiré.

Me dejaste por un malnacido, no debí
consentirlo jamás, si le hubiera matado
allí mismo, odiarías haberme
conocido, no me podrías perdonar.

Me dejaste por un malnacido, no debí
consentirlo jamás, si le hubiera matado
allí mismo, odiarías haberme
conocido, no me podrías perdonar.

Lástima no haber hecho caso con anterioridad, cuantos sufrimientos nos hubiésemos ahorrado... (bueno, algunos no, en palabras de Antonio Recio: "Morirá entre terribles sufrimientos")

No hay comentarios:

Publicar un comentario