domingo, 25 de abril de 2010

La insoportable levedad del ser

Realidades como las que presentaba en la anterior entrada de este cuaderno me sugieren una pregunta:

¿Estamos realmente insensibilizados? Desarrollaré el contenido, mi duda es si realmente nos son indiferentes los muertos, las situaciones catastróficas o las injusticia... en tanto en cuanto no nos toquen de forma directa.

¿Alcanzamos a entender la situación privilegiada en la que nos encontramos la mayoría de nosotros? Los problemas con las hipotecas... no dejan de ser una demostración del grado de bienestar en el que vivimos o creemos vivir; las dudas que nos pueda crear la posibilidad de no "llegar a fin de mes" no contrastan en absoluto con las dudas de aquellos que no saben si llegarán a mañana... supongo que en el momento en el que la preocupación la suponen los bienes materiales, hemos perdido gran parte de razón a la hora de quejarnos.

La tendencia (parece ser que inevitable) es a compararse con los que están "mejor que uno", nos lleva a olvidarnos de la realidad de todos aquellos que están en una situación infinitamente peor que la nuestra; no tener dinero para las "vacaciones" porque vivimos por encima de nuestras posibilidades parece un drama, la pregunta que a mi me sugiere todo esto es ¿y si eso es un drama, que narices es no tener absolutamente nada o tener que huir del lugar donde has desarrollado toda tu vida por una cuestión ideológica, política, racial o religiosa?

Nos hemos vuelto completamente imbéciles, hay una falta de cultura y de respeto a los valores más básicos absolutamente demencial y parece obvio que cada vez va a peor; pero tenemos disculpa... estamos en crisis (mucho más profunda de lo que pensamos).

2 comentarios:

  1. si si si...recuerdo una conversación al respecto. pero... tú, historiador, realmente al ser humano, a lo largo de todos los siglos de su existencia, le ha importado la desgracia ajena???, espero respuesta.

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  2. El ser humano no tiene concepto de especie, tiene concepto de individuo lo que implica que es egoísta y que la desgracia ajena le es indiferente en tanto en cuanto no le afecta. El archiconocido "a cada uno le duele lo suyo" no va a cambiar, pero al menos tener conciencia de lo que significa pasarlo realmente mal.

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