lunes, 12 de abril de 2010

A Costa da Morte



Aunque parezca que no escucho, que no atiendo, o que no presto atención es muy raro que no tome -cuando menos- nota mental de aquellas sugerencias que me parecen interesantes; y eso hice cuando Paula presentó en su blog Ventanas de Marineda la entrada "Touiñán siempre".

He de reconocer que a Costa da Morte no es mi destino turístico más visitado, asi que aproveché la ocasión para tratar de saldar mis deudas a ese respecto; dirigí mis pasos en primer lugar al "finis terrae". Impresiona encontrarte en un lugar tan emblemático y lleva a recordar a las personas que no se encuentran a tu lado en ese momento. El paisaje es incomparable, lo único que desentona es la costumbre "pseudo pagana" de los peregrinos de quemar parte de sus pertenencias en las rocas alrededor del faro. Lo único que consiguen es dejar las rocas llenas de restos de pequeñas hogueras y de las pertenencias que no han ardido con lo cual están convirtiendo el paraje en un auténtico basurero.

Descubrí en mi expedición lugares maravillosos como la playa de A Langosteira en donde el Atlántico presenta ese color azul turquesa de las postales y se encuentran unas conchas realmente fantásticas.

Como última parada de mi camino me dirigí a Touriñán... Indescriptible, paradisíaco, salvaje, virgen, maravilloso... Naturaleza en estado puro, mar batiente y rocas escarpadas... desgastadas por la fuerza del oleaje. No hay nada más que ver (y ojalá perviva en esas condiciones muchos años). A quienes disfruten de la naturaleza... olvídense de este lugar y vayan a cualquier otro, muchos se lo agradeceremos.

Y un descubrimiento más, los hórreos de la zona son realmente espectaculares en cuanto a su construcción.

Es inevitable, siempre se aprende algo nuevo.

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