Gracias por todo.

En una entrevista que publicaba El País del domingo 27 de Junio le preguntaban a Jesus Calleja si le tenía miedo a algo. Respondía Calleja que si, que a la muete.

Es un miedo comprensible, es el miedo al final, a la desaparición; pero el argumento de Calleja era que tenía miedo a la muerte porque se lo estaba pasando tan bien en la vida que por eso no quería morirse, porque no quería dejar de disfrutar.

No es Jesus Calleja una persona por la que tenga especiales simpatías, pero resulta que la respuesta y el argumento que da me parecen de lo más interesante que he visto en mucho tiempo. Pura filosofía existencial aplicada de forma directa sin teorías difíciles de digerir.

Algunas veces este tipo de revelaciones, de verdades simples tienen una procedencia muy sorprendente y este es un ejemplo. Muchas horas gastadas en sesudas reflexiones sobre el sentido de la vida para que al final el resumen sea ese... que somos unos imbéciles, unos seres amargados por cualquier nimiedad.

Egoistas absolutos, gente sin ninguna capacidad de crítica ni de observación... queremos ver a gente que lo pasa realmente mal y que aun asi afronta la vida con ánimo, miremos a nuestro alrededor (miremos queriendo ver), y a partir de ahí entenderemos las cosas de otra forma.

A lo peor, no es que nos falten cosas para ser felices sino que tenemos muchas que nos lo dificultan o nos lo impiden.

Absurdo.

Pd: Las cosas no por sabidas deben dejar de ser recordadas; no cuesta ningun trabajo ni es ningun menoscabo hacia nosotros expresar nuestros sentimientos hacia los demás. Si se quiere a alguien, si se le aprecia de forma sincera... hay que reconocerlo y hacérselo saber a esas personas. Para acordarnos de los hijos de puta siempre hay tiempo (y por si tienen alguna duda, nosotros no olvidamos).

Por lo tanto, seamos positivos alguna vez... para variar más que nada.