Siempre he tenido un carácter duro, poco dado a concesiones y mi paciencia era bastante limitada; he conseguido "domesticar" bastante mis reacciones. Cada vez me molestan más cosas, me vuelvo más arisco e intransigente pero soy capaz de tragarme la mayoría de las reacciones desproporcionadas.
Me ha costado mucho saber lo que quiero y lo que siento. En otros momentos y situaciones hubiese estado dispuesto a enfrentarme a cualquiera por cualquier mínimo motivo; actualmente no me parece una buena "inversión".
Desde siempre he sido un "funambulista" de la palabras... me ha gustado mucho la ambigüedad a la hora de no aclarar conceptos. Sin embargo, mis actos siempre son inequívocos... siempre intento hacer todo aquello que está en mis manos para ayudar en lo que pueda a las personas que aprecio. Lo hago de forma natural y desinteresada porque es lo que he conocido y me han inculcado. No mido mis esfuerzos en función del rendimiento que de ellos pueda obtener y cuando me presto a algo es para hacerlo concienzudamente. Mi parte no deja lugar a dudas.
Viene esta reflexión vinculada a un momento de ánimo delicado y a que estoy rabioso de dolor; hacía mucho tiempo que no tenía noticias de mi rodilla izquierda y hoy me las ha dado todas juntas. Para tratar de mitigar el mal humor que me provoca el dolor, me dedico a escribir estas líneas... y a acordarme de la madre que pario a los 100.000 hijos de San Luis.
Pd: Me estoy viendo reflejado en el dolor de House (vaya traca de capítulo el de ayer).
dolor... bonita palabra, es de esas que gustan pronunciar pero su significado te hace no quererlas.
ResponderEliminarcuídateme.
pd. un gran abrazo.