viernes, 21 de mayo de 2010

Los impulsos de la lengua

Hace unos días una persona con la que dialogaba me tachó de "mal hablado" debido a que mis frases contenían palabras "mal sonantes". Respondí que para mi no existen las palabras mal sonantes y que las palabras a las que se refería son tacos.

Los tacos forman parte de una lengua viva (que se lo pregunten a cualquiera que esté aprendiendo un idioma que desconoce) y a partir de ahí son susceptibles de ser utilizados como cualquier otra palabra recogida en el diccionario.

Reconozco que me encantaría ser capaz de llenarme la boca con "cáspitas" "sapristis" y demás vocablos utilizados por las gentes bien habladas... pero a mi lo que me pide el cuerpo cuando algo se me tuerce es soltar un "hostia/ostia" (pronunciado en viva voz nunca se si lo hago con h o sin ella), "joder" o un simple e inocente "coño".

Cuando la cuestión ya exige reflexiones más profundas... hay que tirar de ingenio; hay que ser originales a la hora de "ciscarse" en algo... al fin y al cabo la "leche", la "puta" y la Hostia/ostia están ya muy manidas. Hay algunas originales: "las flores", "el lucero del alba" y otras que denotan (supongo) alguna animadversión: "los chipirones en su tinta" o "las sardinas en escabeche" o en "el pollo al ajillo que lleva avecrem"...

Así que... a seguir utilizando las palabras que aparecen en el diccionario; pero siendo un poquito originales eso si...

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