lunes, 31 de enero de 2011

Egipto

Les supongo a todos al corriente de la que hay liada en Egipto, así que pasaré sobre el tema de puntillas porque mi interpretación no coincide en demasía con las que se están dando sobre la revuelta y tampoco considero necesario dar demasiadas vueltas al respecto.

Hay dos cuestiones que me parece que se están tratando muy a la ligera:

Una de ellas es que mientras hay enfrentamientos y muerte en las calles, se está centrando la atención al Museo de El Cairo. Por supuesto que es lamentable que haya pillajes y saqueo sobre restos que son patrimonio de la humanidad e irrecuperables en caso de destrucción. Pero también son irrecuperables las vidas de aquellos que están muriendo en los enfrentamientos así que recomendaría un poco de criterio a la hora de valorar cuales son las noticias realmente relevantes.

En segundo lugar: la revuelta de Egipto (sumada a la de Túnez y a la de Yemen) está sirviendo a los especuladores para hacer subir el precio del petróleo. El barril de Brent (referencia en Europa) ha subido hoy en el mercado de Londres 83 centavos de dolar y ya supera la barrera de los 100 dólares. Y todo ello basado en la hipotética expansión de las revueltas a los países de Oriente Próximo (principales productores de petróleo.

Así que el efecto mariposa que están poniendo en marcha los especuladores (grandes creadores de las crisis) está siendo de manual; sobre la galopante crisis económica que afecta a gran parte del mundo (y ya provocada por los mismos intereses) ahora vendrá una subida de precios de los combustibles basada en una hipótesis.

Por cierto (y ya puestos) una revuelta "democrática" que tiene por detrás a los "hermanos musulmanes" no creo que vaya a traer ninguna mejoría ni democrática ni de libertades a Egipto. Pero esto es una modesta opinión y la única curiosidad que me asalta es porque se ha "descubierto" ahora que Mubarak es un dictador y que hay que sacarlo del medio.

A mayores, Egipto es un elemento estabilizador en la zona como aliado de Estados Unidos e Israel. Según en que manos acabe Egipto, la zona puede acabar convirtiéndose ya no en polvorín sino en una hecatombe de dimensiones que no están ni siquiera imaginadas.

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