domingo, 14 de noviembre de 2010

Red Bull te da alas...

He dejado pasar las horas antes de ponerme frente al teclado a echar bilis por la boca; hoy ha acabado el mundial de formula 1 (del que he hablado hace pocas fechas en este mismo espacio) y la verdad es que el desenlace ha dado para mucho.

En primer lugar para recordarnos de que el equipo Ferrari jamás debe estar en manos de italianos porque gente como Stefano Domenicali no tienen ningún mérito para ocupar ese puesto más que el de su nacionalidad (tema interesante ese de la nacionalidad y que espero desarrollar más abajo). La estrategia en carrera de Ferrari en este gran premio ha sido lamentable; si a estas alturas no sabían que la única amenaza real era Vettel es que merecen dedicarse a otra cosa. Se puede entender que el coche de seguridad haya trastocado los planes de carrera (planteada claramente a la defensiva) pero lo de caer en la trampa de Red Bull con Webber es de juzgado de guardia.

En segundo lugar, por muy español y muy buen piloto que consideremos a Fernando Alonso este individuo es un auténtico cretino, mal educado y analfabeto deportivo. Es muy fácil cargar las tintas contra Petrov cuando no has sido capaz de adelantar a un novato con un Renault durante la mayor parte del gran premio. Señor Alonso, el señor Petrov se ha defendido en la pista sobradamente de sus ataques porque estaba defendiendo su posición en carrera (como el mismo Petrov ha señalado no era un doblado). Fernando Alonso me recuerda muchas veces a Johan Cruyff con aquello de que cuando gana es mérito suyo y cuando pierde es culpa de los demás. Me hace gracia la autosuficiencia de Alonso con aquello de que es "bicampeón del mundo y que no tiene nada que demostrar ahora". Quizás habrá que recordarle que ha compartido campeonato este año con un señor que atesora 7 títulos mundiales, se ha retirado y ha vuelto y que tampoco tiene que demostrar nada a nadie.

Vergonzoso espectáculo de quienes no saben digerir la derrota, quizás sería más importante que reflexionasen sobre que en una escuderia son más relevantes Adrian Newey o Ross Brawn que Fernando Alonso. Y esta nota de atención también va para algunos iluminados que prefieren el talonario de Ferrari a echarle un poco de valor al asunto y haberse ido con Newey o Brawn. Ahí es donde se demuestra que de cultura y de perspectiva en Formula 1 andan bastante escasitos.

Y ahora vamos al asunto de los nacionalismos... España se divide en estos momentos entre el luto de los alonsistas y la alegría desbordada de aquellos a los que Fernando Alonso se la trae al pairo y se alegran de su fracaso; miren ustedes los seguidores de la formula 1 igual que de cualquier otro deporte individual tienen sus filias y sus fobias sin preocuparse del color de la bandera del sujeto. Hacer causa contra aquellos que se alegran de la derrota de un "español" implica saber muy poco de deporte además de ser absolutos demagogos.

La "alonsomanía" en España se desató con sus triunfos en grandes premios y campeonatos mundiales. Nadie era seguidor ni detractor de Alonso cuando corría en Minardi y era un piloto más en la parrilla. Fue posteriormente en Renault (si esos mismos a los que dejó tirados dos veces y que hoy le han ganado en carrera) cuando llegaron las vacas gordas y las presunciones de los "españoles" alonsistas.

La nacionalidad nada tiene que ver con la admiración por un piloto (el ejemplo en formula 1 es Jaime Alguersuari al que no se le hace demasiado caso porque no ocupa puestos punteros, sin en algun momento los ocupa entonces saldran "alguersuaristas" de debajo de las piedras y habrá que admirarle por ser español).

Así que mientras el argumento para apoyar a Alonso sea que es español y por ello no se critique que se comporte como un cretino y no sepa asumir su derrota... los argumentos deportivos quedan absolutamente de lado.

Y todo esto sirve para Jorge Lorenzo, Rafa Nadal o cualesquiera otros deportistas españoles (en este caso solo hablamos de deporte) que pululen por el orbe y cuyos resultados sean dignos de que el pueblo les admire.

Y creo que no se queda demasiado en el tintero.

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