martes, 23 de marzo de 2010

LOS HECHOS Y LAS PALABRAS

No se deben juzgar las creencias de la gente aunque se encuentren diametralmente enfrentadas con las nuestras. Me parece igual de respetables las creencias de cualquier tipo y/o de cualquier adscripción religiosa.

Viene esto a colación respecto a la anterior entrada de este blog; a quien he denominado "rancia" es a la iglesia católica, a la institución que se está viendo permanentemente salpicada por los escándalos cometidos por sus miembros (alguno de ellos verdaderamente relevante). Alguien se ha parado a pensar aunque fuese por un momento cual sería la reacción si un miembro relevante del gobierno de cualquiera de los países donde surgen los escándalos fuese acusado de algo parecido... Creo que todos nos podemos hacer a una idea; imagínense por un momento que se tratase de una figura perteneciente a un partido político "progresista".... ¿saben quienes serían los primeros en poner el grito en el cielo, verdad?

Resulta muy sencillo, como bien me recordaban hoy, llamar a capítulo a los sacerdotes pedófilos de los pueblos perdidos de Irlanda (por poner un ejemplo). ¿Y en Ratisbona? ¿ha llamado alguien a capítulo a Georg Ratzinger por sus comportamientos como director del coro de voces blancas de Ratisbona? ¿y por encubrir las prácticas del director del internado para con los "gorriones" de su coro?

Lamentablemente no dejan se ser más que pequeñas pinceladas de las vergonzosas prácticas llevadas a cabo por la iglesia católica a lo largo de los siglos. La iglesia católica es una institución totalmente desfasada, anacrónica y que vive completamente de espaldas a la realidad del mundo actual. Se queja la institución del anticatolicismo que impera en Europa.

Esa afirmación es otra falsificación de la realidad, lo único que impera actualmente es la libertad suficiente como para que una parte de los abusos cometidos salgan a la luz. No deja de tener su "gracia" que los que cometen las faltas, los que comenten los delitos sean los que se quejan de persecución y de injusticia. En vez de reconocer sus errores y comenzar un proceso de regeneración, la iglesia católica, se mantiene en su atalaya de superioridad moral que les permite juzgar y condenar comportamientos ajenos mientras que los suyos no son sometibles a juicio.

Estoy de acuerdo con algunas de las ideas de Hans Küng respecto a la iglesia católica:
Sostiene el teólogo suízo que el papa se comporta como un monarca absolutista (lo cual no deja de ser señal inequivoca de inmovilismo). Y por otra parte sostiene que la iglesia católica ha vuelto "a la edad media, a la contrarreforma y al antimodernismo".

Una institución que declara "pecaminoso" la utilización de preservativo en las relaciones sexuales y que se niega (en todas sus circunstancias) la posibilidad del aborto... es una institución condenada a su propia autodestrucción.

Y para su desgracia y para la nuestra como género humano... seguirán apareciendo cada vez más casos de prácticas vergonzantes por parte de sus miembros. Pero todo ello es debido a la persecución a la que se ven sometidos.

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