El pasado sábado 21 de abril se disputó el encuentro de fútbol entre Fútbol Club Barcelona y Real Madrid; independientemente del resultado y de todo lo acontecido en el partido (que en este caso gano el equipo madrileño y que deja prácticamente sentenciado a su favor el título de Liga) lo verdaderamente importante sucedió en las gradas -ya que tal y como captaron las imágenes de televisión- un seguidor fue agredido por vestir la camiseta del Real Madrid.
Aun están muy recientes las imágenes en las que otro grupo de seguidores increparon en el Reyno de Navarra a un aficionado que había ido con sus hijos a ver el partido por colgar unas banderas del Real Madrid.
Hace sólo una semana se veían cargas policiales en los alrededores del estadio de Balaídos en Vigo antes del comienzo del partido entre el Celta y el Deportivo de La Coruña.
En Bilbao falleció un aficionado por el impacto de una pelota de goma lanzada por las fuerzas de seguridad debido a los enfrentamientos entre aficonados del Athletic de Bilbao y el Schalke alemán.
Y todo ello vinculado a partidos del más alto nivel tanto español como europeo; el ambiente que se respira en muchos estadios españoles con equipos de categorías inferiores del futbol -tanto profesional como aficionado- es de amenaza hacia los árbitros, jugadores y aficionados de los equipos rivales.La imagen más lamentable se produce en los partidos de niños en los que los padres de los propios niños se dedican a insultar a los árbitros y a los rivales dando una imagen absolutamente deleznable y que está influyendo de forma muy negativa en los propios niños.
Flaco favor están haciendo todos ellos tanto al deporte como a la sociedad.
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